jueves, 25 de febrero de 2010

Una historia que escribir


La vida misma es una historia, y cada vivencia por más insignificante que parezca, es parte de un cuento cuyas páginas las escribe quien la vive. Capítulos que se abren y otros que se cierran. Sin embargo, no paramos de escribir nuestra eterna novela. Cada día es un fragmento a añadir; un momento en el tiempo. Sucesos que parecen imposibles nos hacen sonreír o llorar; vivir o querer morir; soñar o despertar. Creamos y planificamos, vivimos demasiado a prisa y el problema es que no nos deleitamos de los pequeños detalles que hemos pasado por alto y son los más importantes para nutrir nuestra vida de bellezas. No pensamos con claridad y nos dejamos llevar por cosas superficiales olvidando el amor de una familia, el valor de un amigo, las bellezas del Creador, la bondad de un desconocido. Solamente con haber nacido ya hemos comenzado a escribir nuestra historia. No permitas que tu libro carezca de recuerdos, de experiencias, de momentos inolvidables. Vive como si no hubiera un mañana para escribir. Llénate de energías positivas, y aprende de los errores cometidos para que un día puedas sentir que valió la pena dejar tus huellas sobre este planeta. Si te caes, levántate para que puedas continuar. Sigue escribiendo en el libro de la vida. Somos nosotros los responsables de lo que hemos vivido, no podemos culpar a otros de lo que no hemos podido hacer o sentir. Regresa del lugar donde decidiste ocultarte, resurge de entre las cenizas y vuela libre como el viento.

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