¿Sabes qué Señor?
Hoy soy más fuerte que ayer,
porque la vida me lo permite;
con tus fuerzas me vi crecer
y tu amor siempre me insiste.
Se que no tengo nada que ofrecer
solo un alma que en total silencio
entrega todo en un amanecer
cargado de miles de sentimientos.
No soy merecedora de tanto amor
pero tu misericordia me sostiene
y en un maravilloso y eterno clamor
mi alma junto a la tuya se detiene.
Quizás estoy perdida y no lo se,
mas al misterio no le temo;
junto a ti quiero permanecer
en un mundo que sea eterno.
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