Siempre estuve en tu vida,
en las penumbras, en el silencio,
en los momentos que nos perdimos,
en los instantes hermosos e intensos.
Siempre estuve en tu vida,
en las alegrías y en las tristezas,
en las nostalgias y las vivencias,
en el silencio y en la agonía.
Sin traumas, sin rencores,
así supimos esperar el momento
en donde desaparecen los dolores
y se va de nosotros el tormento.
Sin resentimientos, sin pasado,
solo viviendo un presente grato,
donde el amor es algo sagrado
y el encuentro, algo mágico.