Alguna vez, en mi transitar, conocí un bello angel,que cuidó mis pasos en todo momentoy guardó cada detalle detenido en el tiempopara devolverme una historia y no lo sabe.
Ese angel estuvo a mi lado sin marcharsey su ternura nunca, nunca dejo de ser,se convirtió en una majestuosa aveque con sus detalles me permitió renacer.Hoy la Mireya, la Gaviota, la Gacela,y hasta la Golondrina viajera vuelvensin miedo a su rostro tener que mostrar...hoy vuelve la mujer en cuya alma llueve.
Lluvia de palabras caen alborotadasy sus manos no saben como escribir;tantas voces traviesas desatadasla dejan perpleja y solo puede sentir.
Sentirlas todas pasar por su cabezacomo gritos desbocados esperando salir,por una boca capaz de dejar la perezay unas manos que las puedan hacer vivir.
Palabras que hoy no se detieneny en el tiempo estuvieron suspendidas,hoy quieren hacerse presentey mostrar que nunca fueron detenidas.
Descubriendo almas gemelas en el tiempoy las palabras por siempre presentes;aunque parecían que a todas el vientolas había ahuyentado y estaban ausentes.
Y tanto como Neruda amó las palabras,así mismo, las amo y las disfruto yo,porque todas y cada una de ellasdesnudan el alma y abren el corazón.

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